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El Rincón del Diablo

Y EL MAR SANGRÓ EN LA ORILLA

Y EL MAR SANGRÓ EN LA ORILLA

 

Y el mar sangró en la orilla

a pesar de la brisa que criaste con ternura.

La arena ennegrecida no supo más de ti,

olvidó tus huellas y tus manos

tras olas frías desprendidas del ayer.

 

Y los barcos que mendigaban sus destinos

desprendieron de sus cuerpos frágiles maderos

que duermen en el fondo de un abismo

esperando flotar con fe perdida

y ver el rojo ocaso de algún cielo.

 

Caracolas silenciosas a mis pies,

eternas e infinitas,

guardan las palabras de su miedo.

El mar sigue sangrando

y hasta el sol que vive en su reflejo

agoniza.

 

© Erick Strada

 

Se debe estar solo por las tardes
a esas horas evidentes de existencia

Se debe cuidar
el amarillo del cielo
las huellas de su orilla invisible

Y por la noche
cuando clarean las almas
es mejor escuchar
el murmullo de los huesos
y la blancura
de su torpe vanidad.

 © Erick Strada

 

Tamara Acosta - Cuerpo de Oscura Doncella

Tamara Acosta - Cuerpo de Oscura Doncella

Fotografía: José Núñez Del Arco 

 

Sangre en botella
carne de corcho embriagado
agitándose uno al otro
listos para el brindis
Descorchando el ano del mundo sin que nadie irrumpa tu corazón
Unicornio salvaje déjame cabalgarte desnudo en la orilla de tu mar desierto y ahogarnos en la androgeneidad de nuestros cuerpos....

Tamara Acosta.

 

La mano

La mano

Fotografía: José Núñez Del Arco 

 

La mano
 
descansa suave y constante
en el delirio de hundirese en la miel
incita a mis labios  a morder sus dedos  va derritiéndome el cuello  se impregna en mis senos

Experta en realizar acrobacias en carne flácida desgastada

viaja trémula por el mapa de mi cuerpo  arrullándome el vientre  navegando por el mar negro y rojo de los sueños
en la tempestad de mis deseos  el remolino de sus dedos me deja exhausta con fiebre inextinguible...

La mano me castiga

y me redime para siempre en la recóndita cueva
que se halla entre mis piernas

Tamara Acosta.


 

Lluvia de fuego

Lluvia de fuego

 
Libador de falo en  niñez
Vibrador en mano de adolescencia
Retienes el líquido vital
alimentando el orgasmo existencial
Enséñame a devorarte a hundirme en vestigios de carne
agonízame en tu sexo...
que la ternura anal se derrite por los huesos en el rojo de tus labios en la llaga de tus senos
Mi olor en tus dedos
Tu sangre en mi garganta
Lenguas sedientas intercambiando fluidos bisexules
Desgarrando volcanes y tumbas
Absorviendo el musgo verde de las paredes
dilatandome en sales  sudor  sábanas...
cuando las nubes de piel se cargan
Derretimos en tierra:
fuego de lluvia
lluvia de fuego

Tamara Acosta.

 

Hasta mientras

Hasta mientras

Fotografía: José Núñez Del Arco 

 

 
Eres un hasta mientras entre mis piernas

desgarrando el dolor con la punta de la lengua

Eres un hasta mientras porque ya encontré a alguien que me diga muñeca...

Hasta mientras: no eres la razón que hace erectar mi corazón

porque descubri que mi lápiz de labio pinta de carmín blanco

y masturba mi interior...

Tamara Acosta.

 

Israel

Israel

 
Es que ya no me alcanza

Es que ya no te siento

Te me evaporas en las ganas

Te me condensas en el interior

Voy mordiendo el olor del recuerdo

insulso   efimero   vacío

Cómo quisiera desgarrar la distancia

y adherir la carne de tus labios

a mi flor

humedecida   masturbada   ensangrentada...

Tamara Acosta.

 

Quisiera leer en la oscuridad

Quisiera leer en la oscuridad

Fotografía: José Núñez Del Arco 

 

Quisiera leer en la oscuridad

que mis ojos se desangren en luz
que mis manos palpen en carne palabras
que en la orilla de mi mar siembres bosques para enraizar mi sexo junto al tuyo
encendiendo fuego a mis hojas secas  bañando en cicatrices el ardor eterno
que enceguecerá la ambiguedad de los caminos...

Tamara Acosta.