Páginas Vacías
I
Llevo media hora frente a esta página en blanco
mi pluma danza mis dedos danzan
no hay un minuto de descanso
para mis cabellos nulos
a cada minuto desciendo
por la rampa de la inconciencia
¿Quieres saber en qué momento dudas de tu existencia?
Expulso sin querer una respuesta de arena:
llevo media hora frente a esta página en blanco
esperando tan sólo completar los diez versos que cambiaron mi vida.
II
Mil veces he tratado de explicar
la ausencia de cadencia y de palabras dulces
en cada verso que suelto luego de un largo suspiro.
He buscado razones para este dolor de cabeza
y este pulso que tiembla sin parar
sin detener la sangre que se agolpa en mis pechos.
Tanto he vagado por las calles para no conseguir nada
ni tus deseos / ni tu cariño / ni una pizca de sinceridad.
He tardado mucho para descubrir que por ti pierdo el aliento.
III
Entre ceja y ceja
advierto el suero que sale de mi nariz
los ventanales que se abren y se cierran
que derraman gotas de fuego
en el papel tapiz que tiende la piel
para cubrirme los espacios / para sentir tus llagas
para saber que puedo ser tuya
cuando quieras extenderme los brazos.
IV
Soy una mujer extraña.
No conozco ni las horas, ni los días, ni los años.
Sobrevivo para ejecutar el baile prohibido de una pluma en el aire.
Soy una mujer entre muchas buscando la suerte en los horóscopos...
La cordura en el psiquiatra... El amor en cada esquina...
Soy una Venus draconiana capturando pasiones homogéneas.
Si sobrevivo, es agónicamente, y con una rosa en los labios.
V
Seis letras contienen tu nombre, amor mío.
Acuática musa que alquilas una sonrisa en las barras del Nápoli
Naces y mueres en las doce horas negras que te dan refugio
Desciendes por las calles de ceniza cuando surge la alborada
Reptas a través de los caminos / llegas a casa...
Abres la puerta, y encuentras un refugio nuevo en mi cálida gruta.
VI
Cada uno de estos dedos conoce las metáforas de tu cuerpo
Mis manos saben de los caminos vaporosos que recorren tu salón interno
Entre sueños inmateriales soy luna / candela / líquido de fuego
Al despertar, retorno a tus colinas
Contando las huellas de la noche anterior.
VII
Escogí un sendero salvaje para volver a la vida:
escribir / escribir / escribir para no morir enclaustrada en mi propia cueva
ahora que los hilos se rompen y mi cuerpo pende de mi piel hecha jirones
pienso en las heridas que me dejó el tiempo, y en tus espejos redentores.
VIII
¿Qué puedo escribir en tan sólo tres versos?
Me queda uno, me queda la mitad de uno, no me queda nada.
Sólo me quedas tú, pequeña ninfa que acompañas mis viajes nocturnos.
IX
Debería conformar un sistema planetario con tantas voces navegando en el aire,
pero opté por iniciar la cuenta regresiva: volver a la raíz de mis páginas rotas.
X
Te amo, poesía. Sin ti, permanecerían vacías estas hojas de carne y hueso.
Catalina Camargo
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