Fuego y música
LA LLAMARADA DE TU BOCA
Quien detiene su mano en tu espalda no es esa sombra
No es tampoco el reflejo de la soledad en los cristales del reloj
Ni siquiera es un espectro fugitivo
Quien detiene su mano en tu espalda es mi córnea.
Porque yo he de esperar en la estación de bus por esa ráfaga de aire
Mientras los rostros de los forasteros pasean sus manos blancas
Yo he de convivir con tu eclipse
Con tu casa olvidada de criaturas azules
Yo he de lastimar con suavidad tus zapatos negros
Mientras contemplo los días que escapan por la ventana
Con el mismo hueso.
Quien detiene su boca en tu instante cercano
No es esa constancia certera de una huída hacia el silencio
No es tampoco esa música triste de perro languidecido
No, acéptalo, como yo lo acepto
Quien detiene su boca en la llamarada de tu boca
Es simplemente mi espalda
La que se hace vana ceniza
Para quedar regada en el cuarto viejo
Bajo tu lengua soporífera.
Quien detiene su pierna es tu estío no es la hoja roída
Que se ha perdido en un recodo incierto
Tampoco el gato hambriento
Que sigue paseando en tu tejado
Quien detiene su pierna en tu pierna
Es mi cráneo endulzado por tu habla de gitano
Mi vientre de barro oscuro
O mi cuello durmiendo en las tinieblas
... (Para ver todos los poemas, hacer click aquí).
Roxana Ghiglino
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