A DALÍ A TRAVÉS DE UN DALÍ
Reloj licuando las horas pausadamente,
jirafas de fuego defecando sangre hirviente sobre aquel reloj.
Jirafas desnudas, de manchas y sexos transparentes como la sombra de un lienzo
Dalí golpeando la nalga ortodoxa de una mujer, empalándola a contranatura
al filo del abismo
estrujándole los blancos senos de marfil.
Rostro oblicuo de bigotes erectos y dos bolas orbitando encendidas
donde el color escupe su magia inmortal.
Nutriente cerebro donde el terror calla, y el dulce armario muestra
sus pulcros trajes vesánicos, sin cuerpos, sin esqueletos
sólo sus almas encorvadas penando sobre un bastón de oro.
Castillos de opulencia, telas que esconde el sexo fresco y nuevamente virgen de Gala
postrado en un ataúd de cristal, eructando su risa demoníaca.
Dalí, viejo camarada, bebe la ubre inmortal de los dioses
y eleva tu verga incólume en los museos.
Teófilo Villacorta Cahuide
(de "Las Aguas del Mar Arden")
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