MURCIÉLAGA
En tus tibias alas mi cuerpo se consume
y mi sangre encuentra un motivo más
y un motivo menos
para salir a chorros a través de mi boca
de mis orificios nasales
de las pupilas densas que escapan de lo real
y se adentran en lo absurdo
con el solo objetivo de congelar mis orgasmos
en un grito de dolor y placer contenido.
Sé de la finura de tus colmillos
y de la mancha de sangre que queda aún
sobre mi vientre exhausto.
Llévame en viajes sórdidos
a través de tus cloacas inmensas
donde reposan los cadáveres
de tus amantes furtivos.
Ahí descansaré eternamente
mezclada con los corazones pútridos
con la humedad de tus poros
con tus brazos extensos que capturan
el agua salada que mi fuente origina.
Me disolveré
por siempre y para siempre
en tus labios escarlatas.
Seré para tu sed
el agua que te hace falta
para tu hambre la carne joven
beberás de mi sangre oscura
te enredarás en mis cabellos
me desgarrarás la piel con uñas y dientes
y sentiré por fin
sumergida en sádicos goces
(después de la hora luna)
que soy la prostituta babilónica
natural y expectante
de tu anatomía bañada en sangre
de la infinidad de tus hechos macabros.
Catalina Camargo
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