1 DE LA PLAQUETA EL ABRIGO DE MIS SANDALIAS
“César Quispe sigue sorprendiendo con su estilo, el cual va buscando cada día nuevos recursos para su poesía, denunciando, al mismo tiempo, a través de ella, diversos aspectos de la realidad, como la pobreza y la injusticia social. Una eficaz referencia.”
PLANTAR UNA ESTERA
Sé que volviste a plantar una estera en la cima del cerro blanco
al pie del cementerio,
fueron los cachacos quienes te echaron porque habías invadido
dizque tierras del Gobierno.
Ellos nunca entenderán lo que es la tierra. Tú y yo lo supimos
cuando enterramos a los abuelos.
A pesar de todo, siempre encontraré una sonrisa
en la curva de tus labios.
He venido a quedarme, madre,
dos años estando lejos me hacen sentir mutilado, ausente del mar.
Su aire fresco, el saludo de los cochos,
el abrigo de las gaviotas
danzando en nuestras manos,
había espacio para sonreír.
Cuando los extranjeros llegaban a bañarse en nuestra playa
decían que no había otra igual en el mundo,
hasta que llegó el Gobierno con sus leyes.
Tú nunca los entenderás porque eres libre
como el viento que recorre el mundo.
¡Los cachacos!, ¡los cachacos, son una mierda!
Fui uno de ellos, metido en ese infierno del cuartel
para venir a echarlos de su tierra.
¡Eso no, carajo!,
me pongo fuerte como ese roble que creció en la carretera
cuando mi padre cayó en una protesta laboral.
Por eso también vine,
me contaron que una bala le silbó el pecho en el puente Gálvez.
De aquí no nos mueven, ¡carajo!, muertos saldremos.
Están llegando con el humo de las fábricas cuando hay dinero,
nos quieren extinguir como lo hicieron con los cochos.
“Nuestra raza no sirve”, sonríen los hombres de dorados anillos.
Los periódicos hablan de nosotros:
ya aparecimos en las primeras planas.
César Quispe
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