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El Rincón del Diablo

Te vi...

Te vi...

Te vi...

fiel al silencio,
bajo la luna
entre las nieblas ligeras
que en otoño se forman.

Bajo un árbol estéril
solicité tu presencia
como quien reza a un dios muerto
sin esperanza.
y al tocar tus labios
mecí un adiós sereno.
Un adiós simple y sin credo,
sin esa fe trémula
que suelo forjar al cimentar una historia sin fin.

Te vi...
           y ahora estoy satisfecha.

En mi compleja verborrea
descubrí el secreto,
que me permite ser dueña de tu imagen.

Ahora me despido de tus sombras
sobre este sofá de cuero
donde dejo de jadear tu nombre.
donde dejo de descifrar
                   tu subversiva personalidad.

Recordaré esos ojos siniestros...
                    tan ambiguos
                    que hasta resultaron tiernos
esa mirada
                     que me congelaba los sentidos,
                     que pulverizaba mis nervios,
esa sensibilidad que tanto exclamaba mi vulva
                                      entre sicalípticos versos.

Soñaré,
bajo sábanas impregnadas de sudor,
con tus manos...
que no recorrieron mis dunas,
                              mi anatomía extravagante.
Idealizaré
           tu dialecto difuso.
           tus labios discretos
           tu figura de párvulo semental
                                 transmutable en el tiempo.

 

 María Rumaja

 

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