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El Rincón del Diablo

HEREJÍA, CAOS Y DISOLUCIÓN

HEREJÍA, CAOS Y DISOLUCIÓN

HEREJÍA

Sobre una pira, atado con sogas de esparto, yace el cuerpo lacerado de Nunfar. Alrededor circulan cantos fúnebres, fogatas y decenas de lanzas afiladas en caliza. Nunfar vislumbra, más allá del cielo estrellado, la vastedad de su pasado. Recuerda sin poca nostalgia su grito épico en la llanura. Allí se ve corriendo hacia atrás, desobedeciendo el proverbio de la tribu: No dejar un enemigo herido: decapitarlo sin piedad. Nunfar huye de su territorio y se repliega en un bosque. En una cabaña inmunda vive golpeado por la soledad, alimentándose de bayas y recuerdos. Evoca la dura imagen paterna y las estrategias que aprendió para exterminar la ternura. Pero Nunfar jamás pudo desterrar la inspiración sublime de otro semejante.
Todo recuerdo se disuelve al contacto con el grito final. Un sacerdote inhala y pronuncia la sentencia ya fijada. Iluminado por las llamas de fuego, Nunfar ve el rostro del verdugo elevando una espada.
Le impresiona el gran parecido que tiene con su padre.
 

 

CAOS

En el fondo de toda conciencia existe el fundamento para elegir: caer o subir. Búscalo en las horas raídas, en los momentos de aparente paz. Sin embargo, no pretendas iluminar el caos con tan solo decidirte. Caer no es siempre un cerrar de ojos y subir, un refugio eficaz. Entiéndelo: Arriba no está el cielo; abajo el infierno es una ilusión
Por eso debes elegir cualquier camino transitado. El destino será el mismo. En el confín siempre encontrarás una flecha de retorno para el mismo lugar.
 

 

DISOLUCIÓN

Todas las formas e imágenes serán incineradas. No quedarán huellas ni voces que delaten una existencia atroz. Se destruirán los nombres y cada uno de sus opuestos: la luz  y la sombra. La nada abarcará lo posible e imposible. Es que no habrá un universo que cierre el exterminio. Todo será disuelto, también mis palabras del inicio: “Hágase la luz”.Al final me disolveré incluso yo.

 

Ítalo Morales

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