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El Rincón del Diablo

Y EL MAR SANGRÓ EN LA ORILLA

Y EL MAR SANGRÓ EN LA ORILLA

 

Y el mar sangró en la orilla

a pesar de la brisa que criaste con ternura.

La arena ennegrecida no supo más de ti,

olvidó tus huellas y tus manos

tras olas frías desprendidas del ayer.

 

Y los barcos que mendigaban sus destinos

desprendieron de sus cuerpos frágiles maderos

que duermen en el fondo de un abismo

esperando flotar con fe perdida

y ver el rojo ocaso de algún cielo.

 

Caracolas silenciosas a mis pies,

eternas e infinitas,

guardan las palabras de su miedo.

El mar sigue sangrando

y hasta el sol que vive en su reflejo

agoniza.

 

© Erick Strada

 

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