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El Rincón del Diablo

De la Premura y la Estolidez Ortopédica

De la Premura y la Estolidez Ortopédica  

Breve oleaje de mujer

 

Tu llanto descalzo duerme

En la noche de mis aéreos caracoles,

En tu desabrochado sexo enmudecido

En esta estéril playa blanca, mientras alimento a mis aves dedos con

Tus granos de carne, con tus libertinos peces...

 

Tu breve oleaje de cabellos,

Ametrallan a mis caracoles besos

Náufragos en tu cuerpo,

Estos salvajes caracoles rojos

Estos viles Ulises de ahora que buscan  pescar

Dos malditas mariposas que siempre huyen del polen floral

De  un necio beso.

 

Galopando hacia al sur...al jardín interfecto,

A la profundidad de otro beso, de otros labios

De cementerios de tibios cadáveres,

 Un panteón de noches que ensayan sus versos en nuestros

  gemidos a la nada que nos recorre...y tu sólo has visto pasar entre

La curvatura de voz, solo a 11 dromedarios Ulises

Ella llora, sabe que para morir e ir al colegio

Hay que levantarse temprano...

 

Asesino de agrios peces de melancolía

 

 Sus labios a mi orilla

La mujer prematura de estolidez  ortopédica

Desnuda y loca va comiendo mis peces agrios de melancolía

Varado en un cuerpo de mujer

La rutina es una niña otra vez en un día

Anclada entre el treinta y cinco agosto de mis brazos,

Deshojada la flor negra de su onceavo otoño,

Ella juega con mis huesos

Los va tejiendo de travesuras haciendo ostias de locuras

Con la curvatura de su lengua en mis irónicos sexos

Preocupada viste el traje suicida que la convierte en asesina

De esta nada, esta rutina que tiene por ojos dos centinelas niños

De huesos e invento de mujer

 El mar dobla sus labios a mi orilla

Y la rutina es otra vez un día que no sana...

 

 

 

 

Sólo una isla; un océano de mujer

 

Sólo un café

 Un negro río

Un caracol aéreo...

Naufrago en un océano de incertidumbre

Comiendo peces agrios de melancolía

Mirando pasar barcos de lujuria en la infancia de sus ojos...

La soledad desnuda y loca pasa gritando su noviazgo

Con un apetecible cuerpo de gemebunda mujer

Sus lágrimas se convierten en islas y sus islas en gemidos...

 

Alejandro Mauthino Guillén

 

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