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El Rincón del Diablo

CONTRASTES

CONTRASTES  

 

Voces

 

Estando sin pensar las cosas hablan,

o es Dios quien habla

¿será la nada que alquiló una voz?

 

Me dice:

 

"Sólo espera no vivir de la queja,

recibid entonces la tempestad

que os doy,

 

yo diré sus nombres

mientras recordarles pueda.

 

Queda en el baúl las obras sin color,

las ideas olvidadas en lienzos sin rostros.

 

¿Qué del futuro esperar se puede?

si habitando en lienzos estáis vos

 

viajando en el tiempo que sucede

 

¡sufriendo por mi culpa tal dolor!

 

¡Condenadme  entonces

por haberos creado!

 

¡no me nombres sin razones!

 

¡no me pidas que te ayude!

 

¡no existo ni estoy en los cielos!

 

¡nótame como un invento tuyo,

que a fin de cuentas eso soy!,

 

no me tomes en cuenta en la fe,

 

no pises el planeta

que surgió de la ficción,

 

y no te llames hijo,

 

ni padre,

 

ni madre.

 

Vives y desvives,

donde no hay dioses,

donde no hay nada que os salve

de la eterna perdición".

 

 

Me aturde aquella voz,

 

-algo dice que la ignore-,

(las mismas cosas)

ese mismo -algo inconsciente-

me convence diciéndome

 "esa voz no existe"

 

con el mismo tono de voz

que alquiló la nada.

 

Con el mismo tono de voz

de mi conciencia.

 

 

Desesperanza

 

Emergen del inframundo

almas del infierno,

yacen con aires de terror,

un terror diferente,

de ojos blancos

en un espacio gris y yermo.

 

Retornan los espíritus;

el sortilegio envuelve la mente:

 

se llenan los espacios

de vacilación,

estáticas están las torres

en la móvil catedral

prestas a exorcizar

un escenario vació de pecados,

 

¿Qué serían entonces los malos vientos?

¿Por qué me abruman las ideologías?

¿Qué transmuta la vista, la luz,

los ojos vendados?

 

La tranquilidad del alma

suple por espantosa furia al madrigal,

se envuelve en gritos

las líricas voces del mañana...

 

La esperanza queda entonces divagando,

esperando rendida

sin propiedad alguna,

 

(una superalma virgen, fina, viva,

espera sin saber que sufre de esperanza)

 

Ni la esperanza ilusiones deja,

qué más pedirle a la fe...

 

¿qué más?

 

¡perderse entre la nada queda!

 

 

© Ernesto Intriago

 

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