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El Rincón del Diablo

Muros rojizos

Muros rojizos  

No sé cuánto tiempo habré estado dormida. ¿O inconsciente? Lo único que recuerdo es un dolor muy intenso antes de despertar debajo de mi cama.

 

Me extraño al ver cómo han quedado mis cosas: las sábanas están rasgadas y apiladas en un esquibna y todos los libros despedazados en otra. Mis discos están rotos y regados por el suelo. La pantalla del televisor tiene una botella atravesada. El espejo ha quedado inservible.

 

Trato de caminar con cuidado hacia la sala, pero algunos pedazos de vidrio se me clavan en los pies.

Antes de salir del cuarto, reparo en que las paredes y el techo se encuentran manchados de sangre. La reconozco con facilidad: todo está impregnado de ese olor ácido y empalagoso.

 

No recuerdo qué pasó, pero no tengo miedo. Al salir, tropiezo con una maceta estrellada. Los jarrones están quebrados y los adornos -o lo que queda de ellos- se encuentran esparcidos. La vitrina que había en el centro de la sala está vacía. Algo que llama mi atención es que las cortinas siguen en su lugar, pero también están manchadas de sangre. Las ventanas están rotas. Trato de cerrar la única que aún sirve; me corto la mano.

Empiezo a sangrar. Entro al baño a ponerme algo.

... 

(Para ver todo el texto, hacer click aquí) 

 

Víctor Falcón Castro

Del libro: Cómo alterar el orden de todo (Arteidea, 2005).

 

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