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El Rincón del Diablo

CANTO VISCERAL

CANTO VISCERAL

MEMORIA DE NOLASCO  

Para Esther,

que vino a ver el mar.  

Cuando los indios llegaron al mar

mi cadáver se llenó de vida

legua y media al sur de Santa

estalló una luz en la llanura acribillando mi orfandad

nos quedaremos Cayetana

leña     aguada     corte     y pesca

el Colorado sabe

que en el monte de huarangos y la pampa

clama una voz mochica mitad silencio

                     mitad estertor.  

Era el sesenta

en nuestra celeste angustia

y a Pedro, Bartola y Francisca

se le adormecían los pies

de tanto pantano

junco y totora

llegará el día incandescente

en que los huanchaqueros y la ranchería

redescubran su vocación por la sal

dormirá el olvido

en el recodo inmemorial de las aguas

estallará el petardo

y llegará otro tiempo

se multiplicarán los alaridos en Chimbote

bendiciendo los junios

la luz de nuestras sienes

                                   ( extraviada )

se apagará la noche

en que los nudos de mi red contrita 

se desvanezcan infinitos

con el dolor de mi cuchara.  

El año en que los indios

alcanzaron mi reino

yo era pescador

nunca más reconocí el silencio

ni su respiración acompasada

desde entonces sólo supe

de anarquía y dinamita

granizada y fumarolas sobre mis leños

desde entonces empecé a vivir

                                            (de a pocos )

el ácido bemol

de nuestras muertes. 

  

 

ME PREGUNTO...   

aquí

cuando me falta el pan

el vino     la risa

la lluvia londinense

mi más excelsa agonía

me pregunto si no fui yo

el fundador de tu calle

el albañil de tu vereda

tu jardín     tu espejo

tu Jirón de la Unión

y tus árboles

hasta tu torpe vehemencia

me pregunto

                      ( exhausto

                      de tanto cansarme )

si no soy más el antihéroe

que desayuna en el mar

si tu cabello se ha tornado

por fin azul ante el sol

y se ha caído el último

vello sobre mi pecho

me pregunto

si tu llameante

e inextinguible incendio

aun me habita

o si deambula en mi busca

por la estación del tren

la avenida indiferencia

el corral quemado

o el más puto y luminoso

lupanar de mi ciudad. 

Chimbote, 21 de junio de 2006  

Augusto Rubio Acosta 

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