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El Rincón del Diablo

LOS ESPECTROS LUMINOSOS DE DENISSE

LOS ESPECTROS LUMINOSOS DE DENISSE

Abelius 

A un personaje de ficción
que alguna vez
destruyó su propia ficción.
 

Un tropel de días camina desangrándose
Desnuda cabalgo sobre los fragores
De este corazón enfermo
Los personajes de mi libro
Escaparon de su jaula:
Abelius

Yo pensaba que la verdadera música
Sólo brotaba de tus poros
Cuando lo único que brotaba
Era este amor tan indigente
Veo con atención todas las esquinas azules
Por donde doblaron mis sueños
El tablero ensangrentado
Donde la humanidad sigue jugando al sacrificio
Con sus peones de huracán
La felicidad se detiene
Como un pájaro amarillo sobre una antena
Y un hombre
Como tantos personajes de ficción
Que aborrecen lo bello en tus historias
Le dispara una flecha y la mata

Pero yo sigo desbordándome con mis raíces
Desgarrando esta revolución
Que aprendí a crucificar en tu cabeza
Con tan sólo este par de manos
De dragones perdidos
Y esta soledad que sigo colgando a la intemperie
Para que la picoteen los cuervos
Sigo dándole a la gente los buenos días
Las buenas tardes
Y las malas noches
—No me olvido de tus buenos modales—

La mentira no tiene un esqueleto
Que la sostenga
Eres el virus que seguirá causando
Todas mis enfermedades
Aunque hayas muerto
Como murieron en un foso
Mis viejas plegarias a la luna
A los dioses sin cabeza

—Mi más terrible ficción—
Vivirás ahora en esta casa
Que he construido en la memoria
    

Fusión 

 

Para el ser que a veces despierta
por debajo de mis hojas.
 

 

Las ideas ejecutan coreografías de ballet
en el magro salón de mi cabeza
mi bolígrafo como una flecha azul se estrella
contra un muro frágil y pálido.
Abro puertas invisibles
merodeo pasadizos sin suelo
y estás aquí
debajo de todo lo que escribo
olfateando con desquicio el olor a tabaco
que despide cada letra
sosteniendo un paraguas donde se resbala el horizonte
tanteando algún utensilio con el cual rascar
la olla de carbón donde quedaron adheridos
los restos de mi alma.

La ternura es un hilo perfectamente bordado
en cada región árida de tu rostro
el volumen de tu risa se balancea en el silencio
y pienso
que bien podría terminar siendo sobre tu piel (si me lo propongo)
una sombra desmesuradamente rosa
o algo parecido a una pieza de Chopin.


saliendo del papel
de este fango blanco con raíces negras
con un quinqué en la boca y un pozo rojo en el pecho
esperando la irradiación el avepez
el último fruto de mi árbol.

Afuera
el sol aún duerme tapado con periódicos
mientras que tú y yo bailamos atados
por una sola camisa de fuerza
en el ancho renglón de este manicomio
bailando como dos siameses que comparten
el mismo mentón
la misma frente.
Lo que en este momento creemos que es el amor
—tal vez un pájaro de agua atravesando famélicamente
el cielo bermellón de nuestra sangre—
también baila al ritmo de un paisaje de Tilsa
que en mi vientre detona sus colores.

El tiempo no se depila
la soledad se pela mejor con las manos
y no somos más que un par de abismos
desgarrándose...
     

Introspección 

 

A un muchacho de papel 

 

Yo miraba a Andrés más allá del cuerpo: al alma
y más allá del alma: al papel
y sobre esa pradera color desierto
acariciaba su letra gótica
con mis manos de niña salvaje.

Yo miraba su portada de labios rotos
su prólogo de mano femenina
su índice fracturado por la indolencia
de una luz que anochece
y Andrés era cárdena rosa
llorando en los huertos del corazón
pero cuando atrapaba sus ecos
se echaba a rondar el aroma materno de su dedicatoria
entre nuestros abrazos nocturnos
de corazones incompletos
entonces la estación de los ojos era dulce
como sus páginas centrales.

Yo miraba a Andrés repleta de vacío
—era un pájaro distante—
no sé cuántas veces compuse y descompuse
canciones silenciosas en sus pies de página
no sé cuántas veces
la eternidad del verso se deshojó
en su biografía de pálidas juncias
como un lenguaje del viento entrecortado.

Sólo sé que lo miraba
—casi siempre—
y era feliz con mi vacío cantando entre sus hojas.

Un día Andrés se diluyó con las voces
de sus páginas heridas por caballos indomables
entonces el libro regresó al polvo
el oriente se volvió aun más oscuro
y dejé de verlo más allá del cuerpo
más allá del alma
más allá del papel:
en la nada...

(De Euritmia, 2005)  

Denisse Vega Farfán

 

 

1 comentario

Juan Guillén -

Sinceramente,al leer estos poemas publicados,me he sentido identificado, es lo que he vivido en un momento de mi vida.